Se usa para señalar a alguien tan empalagoso, romántico o pasteloso que ya roza el ridículo y te da un poco de vergüenza ajena. Es la típica persona que vive en una telenovela eterna, todo corazones, dramas y frases intensitas. En Cataluña encaja perfecto para ese colega que convierte cualquier cosa en un numerito romántico exagerado.
"Mira al Jordi, ha llenado el portal de velas, pétalos y un cartel gigante con purpurina. Este tío es cursi de remate, la vecina del primero casi llama a los Mossos del susto."