Forma muy coloquial y un poco burlesca para hablar de alguien joven, inmaduro o que todavía está muy verde para ciertas cosas. Se usa mucho entre amigos o familiares para bajarle el ego a algún chiquillo que se cree muy grande. No es súper fino, pero tiene su gracia cuando hay confianza y nadie se lo toma muy a pecho.

"Relájese, mijo, usted todavía es un culicagao, ni ha terminado el colegio y ya quiere andar dando cátedra de la vida en la esquina del barrio."

Forma coloquial y medio burlona de referirse a alguien muy joven, inexperto o que todavía está muy verde para ciertas cosas. Es como decir que es un novato que se las quiere dar de grande, pero aún le falta calle y le tiemblan las piernas. Suena fuerte, pero entre panas puede tener hasta su toque de cariño.

"Mira a ese culicagao todo agrandado, diciendo que va a coronar en la rumba del sábado y ni siquiera sabe cómo llegar al barrio sin perderse"

Expresión muy típica en el Eje Cafetero para hablar de un niño pequeño o de alguien que va de muy sobrado pero todavía es bien inmaduro. Suena regañona, pero casi siempre lleva cariño escondido, sobre todo cuando la suelta la abuela con la chancla en la mano. Es como recordarle al pelao que todavía le falta sopa y mundo.

"Mire a este culicagao creyéndose todo un señor porque se dejó el bigotico, y todavía le toca pedirle plata a la mamá pa' la gaseosa."

Expresión muy usada para hablar de alguien joven, inexperto y medio bobo todavía, como esos pelados que se creen la última Coca-Cola del desierto pero no han vivido nada. Se dice con burla, a veces con cariño, para bajarle los humos a un adolescente sobrado. Es medio grosera, pero en el día a día la suelta hasta la abuela cuando se emberraca.

"Mire a ese culicagao dando cátedra de negocios en la reunión familiar y todavía le toca pedirle plata a la mamá pa’ la empanada del recreo"

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