Se usa para hablar de un momento tan bestia de cachondeo que acabas llorando de la risa, como si te tiraras de cabeza a una piscina llena de chistes malos y carcajadas. Es de esas situaciones en las que ya ni puedes respirar bien, pero sigues riéndote porque el desmadre tiene su encanto.
"Nos juntamos en el pueblo, uno empezó a imitar al profe de mates y acabamos en un chapuzón de risas, mi abuela casi se cae de la silla del ataque de risa que le dio"