En Apurímac se usa para decir que te enfrentas de frente a alguien o a una situación complicada, sin hacerte el loco ni salir corriendo. Es como armarte de valor y plantarte, aunque por dentro estés temblando. Suena gracioso, pero muchas veces toca chapayarse sí o sí, no queda otra.
"Mañana me voy a chapayar al director, causa, porque ya estoy harto de que me ponga tardanza hasta cuando llego corriendo con el pan en la mano."