Se usa para hablar de un calor brutal, de esos que te dejan pegado a la silla y con la camiseta hecha sopa. En Atacama es casi deporte nacional quejarse del calorazo cuando el sol pega fuerte y ni el viento ayuda. Es como vivir dentro de un horno gigante, pero sin manual de instrucciones ni botón de apagado.
"Hermano, con este calorazo en pleno Atacama hasta las lagartijas andan buscando sombra, yo ya voy en la tercera botella de agua y sigo más seco que charqui."
Forma exagerada y divertida de referirse a mucho calor, como si el sol del norte jujeño quisiese darte un abrazo ardiente.
"Viejo, hoy hace un calorazo que ni las empanadas se me quieren enfriar en la ventana."