Expresión bien porteña que significa aguantarse las consecuencias de lo que hiciste y arreglártelas solo, sin pedir ayuda ni llorar después. Se usa mucho cuando alguien se mandó una cagada por cuenta propia y ahora tiene que comerse el garrón. Es medio bardera, pero también tiene ese toque de justicia poética que da gustito.
"¿Te gastaste toda la guita en birra y ahora no tenés para el bondi? Y bueno, papá, bancátela y no me vengas con carita de perro mojado."