Se usa cuando alguien está emperrado en algo, no quiere dar su brazo a torcer y ya va tocando que admita que se equivocó. Es como decirle que deje la terquedad, aterrice y vea la realidad con calma. Suena medio regañón, pero a veces hace falta para que la gente afloje un poquito.
"Compadre, ya todo el mundo sabe que esa historia del ovni en la azotea es pura habladera, bájate del burro y admite que estabas rascado."