Se usa para hablar de esas peleas caseras que arrancan con regaño, voz alta y cara larga, pero al ratico ya todo el mundo está muerto de la risa. Es muy de familia nariñense intensa y cariñosa, donde se arma el drama, se sueltan dos que tres reclamos y al final todo termina en chiste. Y la verdad, tiene su encanto.
"Con ese corte de luz nos tocó apagar la novela y terminamos en tremendo riñe-ríe toda la noche, mi mamá regañando, mi papá molestando y todos cagados de la risa al final."