Expresión usada para cuando alguien empieza a adornar una historia sencilla con detalles tan exagerados que ya no se la cree ni su abuela. Es como echarle azúcar a lo loco a un café solo hasta convertirlo en postre. Muy típica para señalar a la peña que presume de hazañas imposibles, aunque a veces tiene su gracia escucharlos.
"Ese Juan se puso a asucar coque contando que esquivó un cocodrilo, salvó a tres turistas y luego se fue tan tranquilo a currar como si nada, menudo peliculero el colega"