Se usa para hablar de un coche viejísimo, hecho polvo, que suena por todas partes y parece que se va a desmontar en cualquier bache. Es el típico carro que da vergüencita ajena pero al mismo tiempo tiene su encanto nostálgico. Cada ruido raro parece un recuerdo de cuando aún subía cuestas sin rezar.
"Mi primo sigue rulando con su txatxarro por el barrio y cuando dobla la esquina ya se oye el claclaclac, las vecinas asoman a la ventana y hasta el perro del del tercero se pone a ladrar al ritmo del motor."