En Barinas se usa para hablar de una fiesta brutal, larguísima y pasada de rosca, de esas que parecen durar treinta vidas seguidas. Es la típica rumba donde hay música a todo volumen, birras, anécdotas locas y nadie quiere que se acabe. Suena exagerado, pero cuando vives un buen treintazo entiendes por qué se llama así.

"Pana, el sábado caímos en un treintazo por la vía de Barinitas, había música llanera, reguetón, sancocho en leña y hasta el vecino terminó bailando descalzo en el patio."

Una manera creativa y divertida de referirse a una persona que ha alcanzado los treinta años y sigue resistiéndose al 'adulting' serio.

"Cuando Juanito llegó a los treinta, todos le dijeron: '¡Bienvenido al club del treintazo! Ahora sí empieza la juerga en serio, aunque digan lo contrario.'"

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