Forma coloquial y medio burlona de referirse al policía, muy usada en Perú y también en zonas andinas como Apurímac. Suele sonar entre chiste y desconfianza hacia la autoridad, como cuando ves al tombo y de pronto todos se ponen serios. No es súper fina, pero tampoco la peor grosería del mundo, y hay que admitir que tiene su gracia.
"Estábamos chupando tranqui en la plaza y de la nada apareció el tombo, todos escondiendo las chelas y el Juanca se tropezó con la banca del parque por salir corriendo."