Se usa para decir que alguien está súper atento, bien pendiente a lo que se está hablando, casi como una antena humana. Puede ser porque le interesa el tema o porque es medio chismoso y no quiere perderse ni un detallito. Es de esas expresiones que pintan perfecto al que está callado, pero con el oído afilado.
"En cuanto oyó que estaban rajando al jefe, Carlos se quedó calladito, to' oreja, y después sabía hasta qué color de medias usaba el tipo."