Se usa en Caldas para hablar de alguien que se agranda, se cree la última Coca-Cola del desierto y mira a los demás por encima del hombro. Es como si se hubiera trepado a una loma imaginaria y desde ahí se sintiera más importante que todo el barrio. A veces da risa, pero casi siempre cae gordo cuando alguien se sube tanto.
"Desde que a Juan le subieron el sueldo, se subió a la loma, llega al café con gafas oscuras, no saluda a nadie y actúa como si todos fuéramos sus empleados."