En Puno se usa para hablar del típico despistado que vive en su mundo, como flotando en un lago tranquilo mientras todo arde a su alrededor. Está ahí, pero no se entera de nada, cero estrés, cero prisa. A veces da envidia lo relajado que va por la vida, aunque también provoca ganas de sacudirlo un poco.
"En plena exposición el profe le pregunta a Juan y el pata mirando por la ventana, todo sereno, pensando en el Titicaca y en llamas danzantes en vez del bendito problema de matemáticas."