En Canarias se dice que alguien es un tenderete cuando es puro vacilón andante, de los que montan fiesta donde caen. No es solo que le guste el jaleo, es que arrastra a todo el mundo al cachondeo, convierte cualquier quedada tranquila en parranda épica. A veces cansa un poco, pero hay que admitir que anima hasta un velorio aburrido.
"Niño, vino el primo de Tenerife a cenar y al rato tenía a la abuela bailando isas en la cocina, ese hombre es un tenderete con patas, no sabe estar quieto ni cinco minutos."