En la jerga de Trujillo, pulpín es el chibolo inexperto, el jovencito que recién está tanteando la vida. Sembrar pulpines es ir a buscar, reclutar o ganarse a esos jóvenes, ya sea para jalar gente a un grupo, un proyecto, una movida política o hasta para flirteo medio tío. Suena gracioso, pero también un poco mañoso, hay que decirlo.
"Ese candidato anda sembrando pulpines en la universidad, les promete prácticas, chelas y hasta conciertos con tal de que lo sigan en su campaña"