Se usa cuando alguien empieza a comportarse raro, medio loco o deschavetado, como si de verdad se le hubiera aflojado un tornillo en la cabeza. Es para esa gente que se le va la mano con las locuras y uno queda pensando que ya cruzaron la línea. Y hay que admitir que a veces esas loqueras dan risa.

"Desde que Jairo salió en plena parranda en el centro de Valledupar gritando que iba a ser alcalde del vallenato y se puso a dirigir el tráfico, a ese man definitivamente se le zafó el tornillo"

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