Expresión típica para brindar con aguardiente o lo que haya, como lanzando una bendición casera más fuerte que la misma agua panela. Se suelta en fiestas, asados, reuniones familiares o hasta en la tienda del pueblo cuando aparece cualquier excusa para celebrar. Suena cercana, cariñosa y muy de tierra fría, y hay que admitir que tiene un encanto bien campesino.
"Llegó Juanito al asado todo entumido del frío boyacense, le sirvieron el primer guaro y el tío gritó: ¡Salud, mijo!, y ahí mismo se prendió la parranda con risas, chistes malos y baile hasta la madrugada."