En San Luis, cuando alguien dice que le empieza a rugir la panza no está hablando de leones ni de zoológicos. Es que tiene un hambre feroz, de esas que te ponen de mal humor y te hacen pensar en asado, empanadas y hasta en el pan viejo. Es una forma muy gráfica de decir que el estómago está protestando fuerte.
"Che loco, caigamos ya a lo de la abuela porque me está rugiendo la panza mal, si tardamos cinco minutos más me como hasta los manteles."