Se usa para describir cuando hay tanto ruido de gente hablando a la vez que parece un corralón de ranas croando sin parar. Nadie escucha a nadie, todos meten su cuchara y el ambiente se vuelve un caos verbal tremendo. Es como intentar entender una conversación en medio de un mercado lleno de bocones, misión imposible pero con banda sonora anfibia.

"Hermano, en la asamblea del barrio todos gritaban, el micro se malogró y al final aquello era un río de ranas, solo se oía bulla y ni el presidente sabía qué se estaba votando."

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