Se usa en Chiapas para hablar de algo que aparece de golpe y desaparece igual de rápido, sin dejar casi rastro. Puede ser un amor exprés, una moda pasajera o hasta un antojo que te dura menos que el olor del chipilín en la olla. Es muy gráfica y, la verdad, tiene un saborcito bien local que encanta.
"Ese vato fue relámpago al chipilín, llegó todo lindo, me trajo tamalitos, me endulzó el oído y a la semana ya ni sus luces, ni mensaje, ni nada."