Se usa para hablar de un amor bien sincero, sin poses ni dramas, como el de la gente de rancho que va al grano y cumple lo que promete. Es cariño de verdad, con detalles sencillos, trabajo duro y mucha lealtad. Nada de novelas tóxicas, más bien amor de esos que aguantan temporales y chismes del pueblo.
"Mira, yo no traigo carro del año ni cenas fresas, pero traigo querer de rancho, de levantarme temprano contigo, echar tortillas al comal y cuidarte pase lo que pase."