Expresión bien cusqueña que se usa de forma irónica para preguntar cómo va la vida, sobre todo cuando al otro le acaba de pasar algo vergonzoso o ha tenido un día de pura mala suerte. Es como decir qué tal tu suerte, pero con picardía y un toque de burla cariñosa. Y hay que admitir que tiene bastante gracia cuando se suelta en el momento justo.
"Me resbalé en el mercado, terminé abrazando un costal de papas y el casero, muerto de risa, me dice a todo pulmón: ¿Qué tal ventura, causita?"