Se usa para decir que alguien está muy enfadado, hirviendo por dentro y a punto de explotar. Es como decir que está quemadísima con algo o con alguien, que no aguanta ni una más. Suena muy gráfico, porque te la imaginas ahí, vuelta y vuelta al fuego. Y hay que admitir que la imagen tiene su gracia.
"Llegó mi mamá, vio la cocina hecha un desastre y estaba tan asada que hasta el perro se fue a esconder debajo de la cama."