Se usa para hablar de ese arranque de energía bruta que te agarra apenas abres los ojos, como si te hubieran metido un combo de café, buena vibra y ganas de comerte el día. Es ese empujón mañanero que te hace levantarte sin quejarte, casi milagroso, porque normalmente uno quiere seguir abrazado a la almohada.
"Hoy amanecí con un puño mañanero, me paré al toque, hice mis planchas, barrí el patio y ya estaba listo antes de que el resto de la casa siquiera abra un ojo."