Se usa para hablar de alguien muy terco, duro de convencer, que no se dobla ni a palos. La idea es como un poncho bien grueso y enrollado, que no se deja doblar fácil. En San Luis decirle a alguien poncho de San Luis es casi un cumplido, porque es cabezón, pero también firme.
"Olvidate de hacer cambiar de idea al Tano con la política, ese es poncho de San Luis, se planta, se calienta y te discute hasta que se corta la luz en todo el barrio."