En el sur de Chile se usa para hablar de esos buses medios viejos y apretados que hacen recorridos largos entre pueblos. No es un nombre elegante, suena medio a burla cariñosa, pero todo el mundo entiende que la pindonga igual te va a dejar donde necesitas. Es de esas palabras que describen el viaje incómodo pero inevitable, y hasta tiene su encanto.

"Hermano, si no alcanzas el bus temprano te toca irte en la pindonga de las seis, va repleta, huele a sopaipilla fría y todos van durmiendo doblados como acordeón"

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