En Nueva Esparta, decir que alguien está como un perico es que anda arrecho, bravísimo, que mejor ni le respires cerca. No tiene nada que ver con el pajarito ni con drogas, es puro pique caribeño. Es ese nivel de rabia que te pone verde por dentro y te deja con ganas de mandar todo al carajo.
"Chamo, dejaste el carro en plena raya amarilla y el fiscal quedó como un perico, casi te parte la boleta en la cara delante de todo el mundo en la plaza."
En Zulia, perico no es ni pájaro ni droga, sino un revuelto de huevo con tomate, cebolla y a veces ají dulce, bien sofrito y jugosito. Es el clásico compañero de las arepitas calientes en el desayuno, casi religión zuliana. Si te lo sirven con queso rallado y café negro, ya puedes decir que el día empezó con buen pie.
"Me levanté todo trasnochado, pero me metí tremendo perico con arepitas fritas, queso rallado y café cerrero, y quedé listo pa’ aguantar calor, cola y jefe fastidioso sin morirme en el intento"