Se usa para decir que alguien está reclamando atención de forma muy evidente, casi teatral, como cuando un perro se te planta delante moviendo la cola porque quiere paseo ya. Es cambiar de actitud de golpe para que todo el mundo le haga caso. A veces hace gracia, pero también puede ser un poco intenso si se pasan de dramáticos.
"Estábamos en el bar tan tranquilos y de repente Aitor empezó a pedir kasu bailando encima de la silla como si fuera estrella del reguetón de barrio."