Expresión pampeana que se usa cuando el día se hace eterno, ya sea por laburo pesado, trámites eternos o un embole monumental. Es esa sensación de que mirás el reloj cada dos minutos y las agujas ni se mueven. Básicamente, sentís que el tiempo se estiró como chicle y no termina más, pero vos seguís ahí remando.
"Entre el jefe hinchando, la compu colgada y los clientes llamando tarde, hoy en la oficina fue pasar la Pampa, loco, parecía que el reloj estaba roto y el día no se terminaba más"