Verbo que usan en Mendoza para hablar de comer con un hambre feroz, dándole duro al plato y sin dejar ni las migas. Suele aparecer cuando la comida es gratis o está tan rica que te olvidas de los modales. Es como decir que te devoraste todo con ganas, y la verdad es que suena bastante gracioso.
"Había choripanes gratis en la peña y me manduqué tres al hilo, el parrillero me miraba como pensando que no comía desde el 98."
En Mendoza se usa para decir que alguien se come algo con muchas ganas, disfrutando cada bocado y sin remordimientos. Es como entregarse al placer de la comida, ya sea un asado, unas tortitas raspadas o lo que pinte. Suena medio bruto, pero tiene ese toque cariñoso de gordito feliz que da ternura.
"Che, llegué muerto de laburar y me manduqué una bandeja de empanadas mendocinas yo solo, ni las olió el resto de la flia."
En Tucumán se usa manducarse para hablar de comer con ganas, como cuando estás muerto de hambre y arrasas con todo lo que hay en la mesa. No es solo comer, es devorar con placer y sin culpa, bien a lo bestia. Suena medio bruto, pero también muy cariñoso, y hay que admitir que tiene su encanto tucumano.
"Loco, llegué del laburo hecho bolsa y me manduqué una docena de empanadas tucumanas yo solo, ni las olí de lo rápido que desaparecieron"