Se usa para decir que alguien está muy atractivo, como para hincarle el diente, igual que a un buen jamón bien curado. Es un piropo medio juguetón y medio cochino, típico de cuando ves a alguien que te deja con la boca abierta. No es fino, pero tiene su gracia si se usa con confianza y buen rollo.
"¿Ya viste al nuevo profe de zumba del gimnasio del centro? ¡Qué jamón, mana, hasta dan ganas de ir diario aunque acabes sudando como pollo en rosticería!"