Se usa cuando conseguís algo que parecía imposible, como escalar un cerro empinado pero en versión vida cotidiana. Es ese logro que venías peleando hace rato y al final se da, contra todo pronóstico. Muy de cuando te sale una jugada maestra y te sentís campeón de tu propio mundo, aunque sea por un ratito.
"Entre mate y mate logré el cerro, che: convencí a mi vieja de que me preste el auto para ir al baile con los pibes hasta las tantas."