Se usa cuando uno decide tirar por la vía fácil y cómoda, casi siempre para procrastinar algo importante. En vez de cocinar, salir o ponerse serio con una tarea, la mente dice mejor llamo al delivery y ya. Es como rendirse ante la flojera con estilo, y la verdad es que a veces sienta demasiado bien.
"Tenía todo listo para hacer mercado y cocinar sano, pero vi la lluvia, me dio una flojera brutal y terminé diciendo bah, mejor llamo al delivery y que Dios reparta calorías."