Expresión muy caribeña para hablar de ese ataque de compras locas que te agarra de repente y no te suelta. Es cuando entras a una tienda solo a mirar y terminas con media quincena gastada. Tiene un punto de posesión demoníaca consumista que da risa, aunque luego duela ver la tarjeta.
"Mija, yo iba pa'l centro solo a pagar un recibo y me agarró la compradera, salí con zapatos nuevos, tres blusas y hasta una licuadora que ni necesito."