Se usa cuando tienes la cabeza saturada, llena de dudas o rayadas, como si el cerebro estuviera a punto de explotar del calentón. Puede ser por estudiar, por comerte la olla con problemas del curro o por darle mil vueltas a un drama sentimental. Vamos, que tienes el melón tan pasado de vueltas que ya no carburas bien.

"Entre el curro, los marrones de la familia y las facturas, se me ha hervido el melón que flipas, ya no sé ni si he comido hoy o he soñado que comía unas migas"

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