Se usa cuando planeas una movida medio clandestina, como llegar de sorpresa a un lugar o armar una jugada medio chueca con los cuates. Suena a plan nocturno, medio misterioso, donde nadie debe enterarse hasta que ya estás ahí. Es de esas frases que huelen a barrio, complicidad y risas nerviosas, la neta.

"Cámara, al rato hacemos la caidita a la fiesta del vecino, llegamos con las chelas escondidas y ni se va a enterar hasta que ya estemos bailando en su sala."

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