Verbo que se usa cuando alguien sale a gastar plata en tonterías, antojos y caprichos que en verdad no necesita y que a veces ni puede pagar. Es como irse de paseo con la billetera abierta y el cerebro apagado, pero con la ilusión de que el gustito lo arregla todo. Y hay que admitir que a veces sí levanta el ánimo.
"Mi tía dijo que solo iba a mirar al mercado, pero se fue a gastarichear y volvió con tres manteles, dos santos fluorescentes y la billetera llorando"