Se usa para hablar de alguien que por fuera parece serio, rudo o medio antipático, pero en el fondo es un amor, súper tierno y detallista. Es como decir que tiene cáscara dura pero corazón dulce, igualito que un buen coco hondureño. Y la verdad, da gusto cuando la gente resulta ser flor de coco y no un ogro.
"Al principio creí que el profe de mates era un ogro, pero ya que lo traté bien vi que es flor de coco, hasta me ayudó a pasar el examen sin hacer tanto drama."