Se suelta cuando alguien está perdidísimo, desorientado o no se entera de la misa la mitad. Vamos, que va dando palos de ciego y no sabe ni por dónde le da el aire. Es una comparación muy de la calle, con ese toque murciano de comerse letras, y encima suena a sentencia.
"Le pregunté por el bus pa' Espinardo y se quedó mirando el poste: estaba más perdío que un ajo en una tumba, el pobre no atinaba ni a abrir el Google Maps."