Se usa cuando llegas con toda la ilusión a la mesa y ya no queda ni una empanada, ni una migaja de consuelo. Es ese momento triste en el que ves a todo el mundo comiendo sabroso y tú solo miras el plato vacío, cuestionando tus decisiones de vida. Y sí, duele más que un ex tóxico.

"Parce, llegué tarde al paseo y ya todos estaban comiendo full rico, y yo ahí, mirando el plato vacío, todo huérfano de empanadas como un bobo."

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