Se usa para decir que alguien tiene un frío tremendo, que ya casi ni siente las manos. En Sonora suena chistoso porque allá están acostumbrados al calorón, así que se aplica al que ya anda tiritando nomás porque bajó tantito la temperatura. Es como exagerar el frío para echar carrilla, y la verdad es que tiene su gracia.
"No manches, compa, si estamos a 22 grados y tú ya andas hecho hielo con cobija, gorro y hasta calcetín doble, qué delicado saliste para el frío sonorense."