Se usa para describir a alguien que está extremadamente cansado o estresado, como si las chanclas soportaran todo el peso del mundo.
"Con tanta chamba y estudios, ya estoy hasta las chanclas; hoy me tiro a dormir sin pensarlo."
Expresión muy chilanga para decir que alguien está borrachísimo, ya bien pasado de copas y sin coordinar ni las ideas ni las piernas. Es como decir que anda hasta el gorro de alcohol, pero en versión más barrio y con más sabor. Suena chistosa, pero ojo, también puede ser advertencia de que ya se le fue la mano durísimo.
"Ayer en la peda el Toño estaba tan hasta las chanclas que se despidió del garrafón, le dio un abrazo y le dijo que era su compa del alma"