Se usa para decir que alguien tiene una cantidad obscena de plata, que le chorrea la billetera y le sobra para caprichos ridículos. Es como decir que está nadando en billetes, que puede comprarse lo que quiera sin mirar el precio. Suena exagerado, pero justo ahí está la gracia de la expresión, que pinta al millonario casi como caricatura.
"Desde que le vendieron la estancia al gringo, el Nico quedó forrado hasta las trancas, ahora anda viendo si se compra una camioneta nueva o se arma un galpón solo para guardar motos"