En Iquitos se usa para decir que alguien está perdido, colgado o sin enterarse de nada, como flotando en medio del Amazonas sin remo ni brújula. Es ese momento en que todos entienden la jugada menos tú y te quedas mirando con cara de turista desorientado. Y sí, duele un poco al ego, pero tiene su gracia.
"Estábamos hablando de la chamba nueva y del aumento y el pobre Carlos seguía en la canoa, preguntando recién al final si al menos le iban a pagar para la gasolina del motokar."