Se usa en Aysén para decir que alguien está raja durmiendo, tan profundo que podría pasar un camión, un temblor o una tormenta patagónica y la persona ni se inmuta. Es ese sueño pesado después de un día largo de pega o de frío sureño. Y la verdad, cuando por fin te agarra ese sopi rico, da pena que te despierten.
"Oye, fui a dejarle el mate al Seba y estaba en el sopi, ni con los perros ladrando ni con el viento pegando en las chapas se movió el flojo."