Se usa cuando te pilla la nostalgia fuerte, esa tristeza suave pero persistente que te entra al echar de menos tu tierra, tu gente o hasta el olor a lluvia en las corredoiras. Es como llevar una nube encima todo el día, pero con retranca gallega. Y hay que admitir que tiene su puntito poético.
"Desde que curra en Madrid, a Antón lle entra a morriña cada domingo pola tarde, pon gaita en Spotify, mira fotos da praia y casi se pide un lacón con grelos por Glovo."