Se usa para decir que alguien está muy nervioso, tenso o a punto de explotar, como si cualquier cosa pudiera hacerle saltar. Es ese estado en el que vas acelerado, con la cabeza a mil y el cuerpo en modo alarma constante. Vamos, que no estás tranquilo ni aunque te pongan una mantita y un chocolate caliente.
"Entre los exámenes, el curro en la viña y el coche que no arranca, Paco estaba como una tecla y saltaba hasta si sonaba la campana de la iglesia."