Expresión muy típica en Aragón para decir que alguien está terco perdido, emperrado en lo suyo y no entra en razón ni a la de tres. Es como si tuviera la cabeza dura como una piedra y no quisiera escuchar a nadie. A veces hace gracia, pero también puede sacar de quicio al más santo.
"No seas tan cabezudo, maño, que ya te he dicho mil veces que el Zaragoza no va a fichar a tu primo por muy bien que juegue en las pachangas del barrio."